28 de abril de 2010

27 de abril de 2010

¿Merecen los ricos los lo que ganan?

Un trabajador en una residencia de ancianos del Sur de Inglaterra, un profesor ayudante universitario y un técnico informático, poseen diferencias en cuanto a sus salarios, que parecen insignificantes, pero no lo son.
En las sociedades capitalistas industriales como Gran Bretaña y España, los salarios son el resultado de las fuerzas del mercado, de la ley de la oferta y la demanda. En otras palabras, aquellos que tienen ciertas capacidades que, por las razones que fuesen están muy demandadas, terminaran teniendo unos ingresos altos.
No sirve cuando un pequeño sector de la población tiene cierto control sobre la marcha de la economía y la distribución de los recursos. En Gran Bretaña, por ejemplo, los directivos de las grandes empresas, reciben salarios anuales de millones de libras incluso en años en los que la empresa no genera más que perdidas. Por el contrario, los salarios de los directivos japoneses son mucho menores a pesar de que, por lo general, las empresas japonesas generan más beneficios que sus rivales británicos.
Y los salarios de muchas personas, cuya contribución al bienestar social es incuestionable, son más bien bajos.
Según críticos, entonces, el valor o la importancia social de las ocupaciones, no parece explicar las diferencias de rentas. Mantienen que lo que el mercado valora puede no tener ningún valor social, de modo que es necesario introducir otros mecanismos de evaluación de la distribución de los recursos.

¿Cuándo es injusta la desigualdad?

La desigualdad no siempre es injusta. Toda las sociedades justifican algunas manifestaciones de la desigualdad y condena otras. Las justificaciones de la estratificación social varían a través del tiempo y de cultura a cultura.

El sistema estamental de la edad media se apoyaba en la doctrina de la iglesia, era algo querido por Dios. La iglesia justificaba un sistema que obligaba a la mayor parte de la población a trabajar como siervos al servicio de sus señores y a proteger sus dominios del espíritu del mal, o del pecado. Así, cuestionar el orden social suponía enfrentarse a la iglesia y a Dios mismo.

Con la llegada de la revolución industrial, la elite capitalista reemplazo a la nobleza como clase dominante. Con ello triunfo un nuevo sistema de creencias que justificaba o explicaba las desigualdades. La elite capitalista ya no podía aceptar la idea que la posición social viene determinada por el origen familiar. La nueva ideología defendía que los individuos más capaces o más emprendedores deberían ocupar las posiciones de dirigentes en la sociedad.

John Rockefeller pensaba que la riqueza y el poder de los empresarios eran el justo premio a su esfuerzo e iniciativa. Para Rockefeller, que los más capaces consiguieran mas fortuna no debía sorprender a nadie: Era una ley natural. De la misma forma que los ricos se habían ganado su riqueza, los pobres se habían ganado su pobreza .Esta ideología puramente darwinista sirvió no solo para justificar la desigualdad social, sino también para culpar a los pobres de su situación.

Diferentes sistemas de esclavitud


Esclavismo como modo de producción El modo de producción esclavista es propio de un nivel de desarrollo de las fuerzas productivas netamente preindustrial. El capital es escaso, no habiendo incentivos para la inversión aunque se amasen inmensas fortunas (se acumulan objetos de lujo, propiedades inmuebles y esclavos, no interesando los bienes de producción como maquinaria); las técnicas son muy rudimentarias y tradicionales, no habiendo incentivo para mejora aunque pueda haber un espectacular desarrollo intelectual precientífico (la filosofía clásica). Tierra y trabajo son las fuerzas productivas fundamentales.
En el modo de producción esclavista, la fuerza de trabajo está sometida a esclavitud, es decir: no es propiedad de los trabajadores que por tanto no tienen que ser retribuidos (los proletarios del modo de producción capitalista poseen al menos su fuerza de trabajo y han de ser retribuidos con el salario). La reproducción de la fuerza de trabajo queda así como responsabilidad del propietario del esclavo, que por su propio interés alimenta e incluso incentiva a la reproducción biológica de sus esclavos (a diferencia de los esclavos, los proletarios han de encargarse de ello por sí mismos con la retribución salarial que reciben por su trabajo). En el modo de producción esclavista, las relaciones sociales están basadas en la propiedad y el derecho, que convierten a unas personas en libres y otras en esclavas (en el modo de producción feudal, la propiedad y el derecho, más bien derechos y privilegios en plural, son términos confusos que señores y siervos comparten). El interés en la mejora de la producción corresponde únicamente al propietario, pues el esclavo no se beneficia ni se perjudica directamente por una mejor o peor cosecha (en el modo de producción feudal ese interés corresponde al siervo y en el capitalista al empresario capitalista). Si eso parece estar en contradicción con la existencia de esclavos hasta el siglo XIX en los Estados del sur de los EE. UU., por poner un ejemplo muy conocido, se debe dejar claro, por un lado, que no hay que confundir modo de producción esclavista con esclavitud, que es tan antigua como la historia y continuó existiendo en todo el mundo después de que el esclavismo fuera el modo de producción dominante, sobreviviendo hasta que el movimiento abolicionista la consideró una situación socialmente inaceptable. Aún hoy en día reaparece en algunos lugares de África. Por otro lado, hay que dejar claro que distintos modos de producción pueden (de hecho, suelen) coexistir al mismo tiempo combinándose en una formación económico social concreta.
*Grecia
Las polis griegas fueron las primeras en hacer de la esclavitud algo absoluto en su forma y sobre todo dominante en su extensión, convirtiéndola un sistemático modo de producción. Eso no quiere decir que el mundo griego clásico se basara de forma exclusiva en la utilización del trabajo de esclavos: los campesinos libres, arrendatarios y artesanos urbanos siempre coexistieron con los esclavos; pero el modo de producción dominante, que rigió la articulación de cada economía local y definió la civilización griega fue el esclavista. Las estimaciones numéricas son poco fiables y varían enormemente. En la Atenas de Pericles la proporción esclavos/ciudadanos libres era quizá de 3 a 2. En otras poleis (Quíos, Egina, Corinto) probablemente más. Aristóteles daba por supuesto la necesidad de esclavos en abundancia y Jenofonte proponía como proporción ideal 3 a 1. Lo verdaderamente importante es que por primera vez los esclavos fueron utilizados de forma habitual en la artesanía, la industria y la agricultura en escala superior a la utilización doméstica, propia de una concepción menos utilitaria y más de ostentación. Al tiempo que la esclavitud se hacía general, la naturaleza de la esclavitud se hacía absoluta: ya no consistía en una forma relativa de servidumbre entre otras muchas, a lo largo de un continuo gradual, sino en una condición extrema de pérdida completa de libertad, que se yuxtaponía a una libertad nueva y sin trabas. La libertad y la esclavitud helénicas eran indivisibles: cada una de ellas era la condición estructural de la otra, en un sistema diádico que no tuvo precedente ni equivalente en las jerarquías sociales de los imperios del Oriente Próximo, que no conocieron ni la noción de ciudadanía libre ni la de propiedad.
*Roma
Las guerras interiores y exteriores a partir de finales del siglo III a. C. (Guerras Púnicas, guerra social y guerra civil) pusieron bajo el control de la oligarquía senatorial grandes territorios, de forma especial en el sur de Italia. Al mismo tiempo acentuaron dramáticamente la decadencia del campesinado romano, que en otros tiempos había constituido la sólida base de pequeños propietarios de la pirámide social de la ciudad. La movilización sin fin agotó a los assidui, llamados año tras año a la legión. Los que no morían eran incapaces de conservar sus tierras, absorbidas por la nobleza ecuestre y senatorial. Del año 200 al 167 a. C., el 10% o más de todos los hombres libres y adultos de Roma estuvieron alistados permanentemente en el ejército. Este gigantesco esfuerzo militar sólo era posible porque la economía civil en la que se apoyaba podía funcionar hasta ese punto gracias al trabajo de los esclavos, que liberaba las correspondientes reservas de mano de obra para los ejércitos de la República. A su vez las guerras victoriosas proporcionaban más cautivos-esclavos para enviar a las ciudades y las fincas de Italia. El resultado final fue la aparición de unas propiedades agrarias, los latifundios cultivadas por esclavos, de un tamaño hasta entonces desconocido. Los mayores podían alanzar más de 80.000 hectáras. Incluso siendo dispersos, sus fincas individualizadas solían superar los 500 iugera (120 hectáreas) y no eran raros tamaños diez veces superiores. Aumentó la combinación del cultivo de vid y olivo con el de los cereales, y la superficie dedicada a la ganadería. La comercialización estaba asegurada por las vías terrestres (calzada romana) y las rutas marítimas de un Mediterráneo pacificado que llevaban la producción a las ciudades, la mayor la propia Roma. A larga distancia las grandes metrópolis de Oriente proporcionaban un comercio de lujo. A finales de la República quizá el 90% de los artesanos de Roma eran de origen esclavo. Se calcula que en el 225 a.c. habría en Italia 4.400.000 personas libres frente a 600.000 esclavos. En el año 43 a.c. la población libre no habría crecido, mientras que los esclavos serían 3.000.000 (cinco veces más que en la fecha anterior).
*La esclavitud en el mundo moderno
Cuando los españoles conquistaron y colonizaron el continente americano se produjo un resurgir del esclavismo en las sociedades occidentales. Los indígenas caribeños, que no estaban acostumbrados a los duros trabajos de las minas y plantaciones morían a millares. Además, una vez cristianizados, se convertían en súbditos de pleno derecho de la monarquía, lo que planteaba problemas legal para su esclavización. Para reemplazar la mano de obra indígena, los españoles comenzarán a llevar a América a esclavos africanos. Además, existía ya una tradición de comercio de esclavos desarrollada por los mercaderes musulmanes en África. El nuevo tráfico comenzó hacia 1 01; los portugueses pronto ¡mitaron esta práctica en su colonia del Brasil, llegando a convertir Lisboa en el mayor centro de comercio de esclavos de Europa en el siglo XVI. Más tarde el resto de países europeos con posesiones en el Nuevo Mundo haría lo propio. Se calcula que entre los siglos XVI y XIX, unos doce millones de africanos, de los cuales alrededor de una cuarta parte murió en el camino, fueron trasladados a América e Inglaterra acabó convirtiéndose en la principal acaparadora del lucrativo negocio negrero, desarrollando un curioso comercio triangular. Desde Europa partían productos manufacturados (textiles, armas, alcohol, bisutería) hacia las factorías la costa africana occidental, donde se cambiaban por la mercancía humana, eufemísticamente llamada «ébano». Los proveedores solían ser reyezuelos local que vendían a los prisioneros hechos en sus guerras contra otras tribus, o tratantes profesionales que efectuaban razzias en el interior. Los esclavos eran transportados en condiciones infrahumanas a los mercados americanos, donde a cambio de ellos, se adquirían productos coloniales —tabaco, azúcar o metales preciosos— que, a su vez, se vendían en Europa.
*Tráfico de esclavos para la América española:
El tráfico de esclavos en Africa, que primero habían dominado los árabes para vender su mercancía en los mercados mediterráneos, comenzó a caer bajo el control de los europeos durante el s. XV.
*Empleo de esclavos en América: Como mano de obra más apta se utilizó en toda América al negro esclavo. España fue la que menos se dedicó al tráfico negrero, limitándose a conceder licencias de entrada, inicialmente a los genoveses, después a las compañías alemanas y a los portugueses, y por último a franceses e ingleses; éstos obtuvieron la exclusiva en 1713 por el "derecho de asiento", hasta que se concedió la libertad en 1789. Aunque la entrada de esclavos negros fue general para todos los reinos y provincias de la América española, su número fue mayor en el área del Caribe y golfo de México, tanto por razones climáticas como por el rápido descenso de la población indígena en estas zonas.

Sistema de Castas


Las castas es un grupo cerrado en el que se da la endogamia (alianzas matrimoniales entre las familias dominantes que consolidan y concretan las líneas de control). A estos grupos estratificados se accede por un sistema hereditario.
Un claro ejemplo de las castas se da en países como La India, Pakistán y podemos clasificarlas por diferentes categorías:
• Sacerdotes.
• Guerreros.
• Comerciantes.
• Siervos.
• Intocables (grupo desfavorecido que era sometido a constantes desprecios).

Los estamentos son grandes agregados de personas que comparten una situación – privilegiada o no- en el orden económico, político y social; también se denominan rangos, órdenes o estados y fueron propios del orden feudal europeo, que se prolongo hasta la revolución francesa. Los ‘estados’ franceses eran tres: el clero, la nobleza y el tercer estado, integrado por la burguesía, los artesanos y pequeños comerciantes, los pocos obreros existentes y una inmensa mayoría de campesinos. Clero y nobleza formaban los órdenes privilegiados; el tercer estado carecía de ventajas y estaba lleno de cargas y obligaciones. Cada estado tenía asambleas propias, una representación diferenciada en los parlamentos, un tratamiento judicial y fiscal distinto y diferencias protocolares. Todas estas diferencias estaban consagradas por las leyes y las costumbres, aunque el sistema de estamentos era menos rígido que el de castas.

Cambios sociales:
Aunque la industrialización va a producir enormes transformaciones en la sociedad británica como el crecimiento de la llamada clase burguesa, o el éxodo rural producto de la revolución agraria, sin embargo quizá los dos fenómenos sociales más dignos de estudio sean el espectacular crecimiento demográfico y el nacimiento de una nueva y masiva clase trabajadora formada por los obreros de las nuevas industrias.
La industrialización va a provocar un crecimiento de la población sin precedentes en la historia de la humanidad conocido como la Revolución Demográfica. Los cambios en la industria, la agricultura y los transportes produjeron un aumento espectacular de la riqueza (que se traduce fundamentalmente en una mejor alimentación) que se reflejó en un crecimiento notable de la población que servirá para multiplicar los habitantes de Europa en muy pocos años e incluso para poblar con emigrantes otros continentes.
Las transformaciones sociales: la sociedad en clases
Hasta el siglo XVIII, la sociedad estaba dividida en estamentos, grupos prácticamente cerrados a los que se accedía por nacimiento. A cada uno le correspondía desempeñar un papel distinto en la sociedad: la defensa militar correspondía a la aristocracia, la función espiritual, que incluía la cultura y la enseñanza, era desempeñada por el clero, y la función de proporcionar la manutención, derivada del trabajo, era atribuida al denominado tercer estado.
Las sucesivas oleadas revolucionarias y los cambios económicos provocarán intensas transformaciones. Las leyes particulares de cada estamento desaparecerán y, con ellas, los estamentos, pues todos los individuos serán considerados iguales ante la ley. Incluso ante la muerte: la Revolución Francesa difundió el sistema de decapitación mediante la guillotina, que igualaba en el cadalso a reyes y miserables, a aristócratas y plebeyos. Sin embargo, las diferencias de riqueza se hicieron cada vez más acusadas. La sociedad quedó dividida en clases, y mientras los grupos superiores se enriquecían considerablemente y llevaban una vida de lujo, la mayoría de la población vivía en condiciones deplorables, en el límite de la subsistencia. Entre ambos, un grupo, la clase media, atendía negocios familiares en las ciudades o explotaciones propias en los campos. Así, la nueva sociedad quedaba dividida en tres grandes grupos: clases superiores, medias y bajas.
*Clases Superiores. Estaban formadas por dos grupos de distinto origen: la aristocracia y la alta burguesía. La nobleza, aun perdiendo privilegios y derechos señoriales, se había visto beneficiada por la consolidación y ampliación de sus propiedades tras las desamortizaciones v cercamientos.
El término burguesía aludía en esta época a los grupos dedicados a los negocios (finanzas, comercio o industria), de los que eran propietarios total o parcialmente. A la alta burguesía pertenecían los grandes banqueros, los constructores del ferrocarril, los empresarios del sector textil, la minería o la siderurgia, los propietarios de compañías navales y de astilleros, los especuladores enriquecidos con la construcción inmobiliaria, etc. Entre aristócratas y burgueses enriquecidos se fue produciendo un acercamiento, cada vez mayor, intensificado por lazos familiares por vía matrimonial y la identificación económica e ideológica: eran partidarios de la defensa de la propiedad, el orden social, una moral conservadora de fundamento católico e, incluso, llegaron a tener gustos y costumbres afines.
Aristocracia y alta burguesía eran los únicos grupos que ejercían sus derechos de participación política, exceptuando los cuadros militares superiores y las profesiones liberales (catedráticos, médicos, abogados). Todos ellos componían el bloque con el que se formaban los gobiernos y los restringidos parlamentos del liberalismo moderado.
*Clases Medias. En ellas se incluyen los grupos de la llamada pequeña burguesía, formada por tenderos y comerciantes, de telas y ultramarinos principalmente. Estos últimos se sustituyeron al comercio artesanal de los talleres y la venta ambulante. En las décadas finales de siglo aparecieron, en algunas grandes ciudades como París, los primeros grandes almacenes, que pondrán en peligro la continuidad de los pequeños tenderos. También se incluían en este grupo los propietarios de negocios de tipo familiar, con un reducido número de trabajadores, dedicados sobre todo a objetos de consumo, como pequeñas empresas textiles, de calzado, confección, mueble o alimentarias.
Por su nivel de renta, también deberían incluirse aquí las profesiones liberales y los cargos militares de alto rango, salvo por la peculiaridad ya señalada: gozan de derechos políticos en un sistema de sufragio restringido. En las zonas rurales, corresponderían también a la clase media los trabajadores que labran sus propias tierras y que, ocasionalmente, emplean trabajadores agrícolas. A menudo se trata de herederos que se hacen cargo de las tierras familiares mientras que el resto de los hermanos busca trabajo en las ciudades.
*Clases Bajas. Los trabajadores constituían la mayor parte de la población, como había sucedido siempre. La novedad fue, sin embargo, la aparición del proletariado, constituido por los emigrantes rurales convertidos en obreros de las fábricas, las minas o la construcción, y cuyo único sustento proviene de su fuerza de trabajo, alquilada a cambio de un salario. La única seguridad para su futuro es su prole, es decir, el número de hijos, muchos de los cuales trabajaban desde cortas edades. Ante la precaria situación laboral, un accidente, un despido, el cierre de la fábrica o la vejez, podían significar la ruina de las familias.

Estratificación Social

La estratificación social es la conformación en grupos verticales diferenciados de acuerdo a criterios establecidos y reconocidos. La estratificación social da cuenta o es un medio para representar de la desigualdad social en una sociedad en la distribución de los bienes y atributos socialmente valorados.

Ninguna sociedad es totalmente homogénea: en todas ellas sus integrantes se diferencian en grupos en los que el grado de participación en el poder, la riqueza y el prestigio es inestable, también es muy variable la flexibilidad de los distintos sistemas de estratificación, es decir, la posibilidad que tenían los individuos concretos de modificar su situación en el curso de su vida.

En las distintas épocas y lugares, la humanidad ha conocido diversos sistemas de estratificación social. Algunos de ellos han desaparecido legalmente, aunque en la práctica siguen existiendo, en forma más o menos encubierta.

Esto sucede por ejemplo con la esclavitud, ésta existe cuando determinados individuos son propiedad de otros, cuando pertenece a un amo, que puede venderlo, regalarlo, alquilarlo o utilizarlo como desee.

La principal fuente de esclavos fue la guerra, aunque también podía llegarse a esta situación por deudas o distintos delitos. El tráfico de esclavos fue una actividad muy lucrativa.

Un esclavo se caracteriza porque su trabajo o sus servicios se obtienen por la fuerza y su persona física es considerada como propiedad de su dueño, que dispone de él a su voluntad, suele estar basada en un fuerte prejuicio racial.

Denunciar la esclavitud es necesario: la esclavitud es todo aquel trabajo no remunerado o muy mal pagado, donde los humanos son privados de garantías como seres humanos, tales como la libertad.

En la actualidad, a pesar de la entrada en vigor de la Convención sobre la Esclavitud y de estar 'oficialmente prohibida' en casi todos los países, la esclavitud sigue existiendo en gran escala, tanto en sus formas tradicionales como en forma de 'nueva esclavitud'. Según un estudio publicado en el año 2000 podría haber unos 27 millones de esclavos en todo el mundo.

La esclavitud ha sido una constante a lo largo de la historia de la humanidad. A pesar de que no ha estado presente en todas las sociedades, desde la época clásica hay testimonio del comercio de esclavos para labores de diversa índole: trabajos físicos para la agricultura, la construcción y la carga, servidumbre con distintos oficios, desde cocineros hasta trabajos sexuales.

Existen en el mundo alrededor de 40 millones de menores que trabajan en fábricas, en la agricultura, en la minería, en pequeñas industrias, en talleres de artesanía, en hostelería y tiendas o como vendedores ambulantes.

La trata de niños, sea esta interna, entre países o entre continentes, está muy relacionada con la demanda de mano de obra barata, dócil y maleable en algunos sectores y entre algunos empleadores. Cuando se da, las condiciones de trabajo y el tratamiento a que son sometidos los niños y niñas violan sus derechos humanos.